« Los ojos amarillos | Principal | croc »


Relojes de pared

Ella le preguntó que cuánto tiempo llevaba allí o que cuánto tiempo le quedaba para salir. Algo así. Él dijo que no lo sabía. Había estado fumando (antes de entrar; ahora dentro ya no se podía). La oscuridad era tan evidente como necesaria, el velo perfecto para disimular carencias, para poder apostar otra moneda a que esta vez sí que sale rojo y par.
Ella le preguntó que para qué pondrían esos carteles de silencio en las paredes. Él dijo que no lo sabía. A ella no le molestaba el ruido de los demás. Él escuchaba apenas un murmullo a lo lejos. Escuchar el eco del silencio allí era como observar el Fin del Mundo en diapositivas desde la duermevela eterna de cualquier poeta inglés venido a menos.
Cómo sería la salida, dijo él. Me contaron que es como un flash de luz, un parpadeo nuclear, dijo ella. Muy bonito todo. Que se lo había contado el que ocupó su cama el año anterior, el que se fue la semana pasada justo antes de que él llegara.
Los dos ahora son herederos del drama en cualquier habitación. Elige. Dueños del rimel corrido y lágrimas de impotencia. Pérdida de consciencia. Sueño eterno. ¿Eterno? O hasta que la puerta se abra. Pero tampoco se está tan mal. No al menos en esta forma nueva etérea.


quizas cuando estas medio dormido interpretes las palabras de otro modo, hoy lo veo mas tragico ya que mis ojos estan mas abiertos, pero seguire siendo heredera del drama, no por que quiera...si no por que el drama me persigue.
muaks salao

Posted by: pequeña v en: 11 de Noviembre 2007 a las 06:16 PM

y quién vendría después a ocupar el hueco caliente de un cuerpo helado??

Posted by: elangeldelasmilvioletas en: 27 de Noviembre 2007 a las 03:48 AM

Una historia muy bonita.

Posted by: Jose Antonio en: 20 de Abril 2009 a las 02:17 PM

Una historia muy bonita

Posted by: Jose Antonio en: 20 de Abril 2009 a las 02:17 PM Escribe un comentario









¿Recordar información personal?